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«Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo»

En la madrugada del 9 de julio de 2011, Facundo Cabral cayó muerto bajo las balas de asesinos a sueldo, cuando se dirigía hacia el aeropuerto internacional de la Ciudad de Guatemala para tomar el vuelo de regreso a la Argentina, después de una corta gira musical en este país. El asesinato "trampa", como se definió después, estaba destinado al empresario nicaragüense Henry Fariña quien había organizado conciertos para Cabral y quien se había ofrecido acompañar a este trovador de 74 años con su camioneta al aeropuerto. Un "servicio" que sirvió para cortar el hilo de la vida del compositor argentino con tres balas.

Qué paradójico y absurdo modo de morir de esta manera el mismo hombre que había sido proclamado por la UNESCO "Mensajero Mundial de la Paz" en 1996, el bardo que en América Latina era considerado un símbolo de la paz y la libertad, y en particular, que se hizo amar por la forma en que se veía la vida y a las otras personas...

El día después de su muerte, en la Plaza de la Constitución en la ciudad de Guatemala, cientos de personas vestidas de blanco y con pancartas -congeladas aún pero muy enojadas por la violencia incontrolable en su país- pedían disculpas a la Argentina por el mal que le hicieron, robándole de esta forma tan horrible a uno de sus hijos predilectos. Y prometieron justicia y castigo a los responsables del asesinato de Facundo Cabral.

Hay una sola religión, el amor
Hay un solo lenguaje, el del corazón
Hay una sola raza, la humanidad
Hay un solo Dios y está en todas partes

Esos días tuve la suerte de estar en Granada y asistir a una escuela de enseñanza de español y flamenco. "Horror" y "vergüenza", fueron las palabras oídas por la mayoría de la facultad de Carmen de las Cuevas, porque Facundo Cabral era conocido y querido no sólo en el mundo de habla española, sino también en los que han estudiado siquiera un poco la música y las culturas de este convulsionado continente. Fue un golpe duro que llegó a otras dimensiones pues primero -tal vez incluso ahora-, no sabíamos la causa real de la muerte, así que la mente recorría caminos intrincados, asociando el incidente con asesinatos relacionados, en un pasado no muy lejano, de personas que habían puesto como principal objetivo dedicar su vida a hablar y cantar por la paz y el amor.

No soy de aquí ni soy de allá
no tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.

El creador del "no soy de aquí ni de allá" en 48 años de carrera musical visitó 165 países, se enfrentó a dictadores que le definían como “persona non grata” y no le permitió la entrada. Lavó leprosos con la Madre Teresa y logró hacer amistad con el representante más importante de la ranchera mexicana, José Alfredo Jiménez. Facundo Cabral fue uno de los últimos de una generación que creía en el poder del amor, la libertad y la igualdad. Luchó, despojado y amado por sus creencias y compartió generosamente con el mundo a través de sus letras, las notas, su voz ronca y su guitarra.
«Yo creo que lo único que he hecho bien, el éxito real, es el ser dueño de mi vida, sin disqueras, sin patrocinadores, sin nada… estoy solo con una guitarra caminando y he sido y soy dueño de mi vida, con todos los errores que uno quiera… El éxito y el fracaso es una mentira: éxito es estar en lo que más te gusta y que a donde vayas estés feliz, ser coherente con uno mismo...»
¿Cuánta ironía puede esconder la vida? Facundo Cabral murió a causa de un crimen violento en un país extranjero, el Día de la Independencia de Argentina. En última instancia, él no era de aquí, ni de allá. Era de todas partes...

Juanita La Quejica - Sol Latino Nº 62 (Octubre-Noviembre-Diciembre 2012)