Ευρετήριο Άρθρου

La Universidad de Zaragoza fue fundada el día 24 de mayo de 1583 y ya el 15 de agosto se ese mismo año el fundador Cerbuna contrata a Pedro Simón Abril para la cátedra de Gramática y lenguas, para enseñar Latinidad, Griego y Retórica, convirtiéndose así en uno de los primeros catedráticos de esta universidad. Una decisión valiente y quizás algo provocadora, el contratar a un profesor que unos años antes había sido condenado con la excomunión.

Pedro Simón Abril nació hacia el 1540 en la villa de Alcaraz, en la actual provincia de Albacete. Durante su estancia en Zaragoza publica la traducción al castellano de Los ocho libros de la República de Aristóteles (1584), La Gramática griega escrita en lengua castellana (1586) y Cartilla griega (1586). Otras traducciones suyas del griego fueron la Ética de Aristóteles, las Fábulas de Esopo, Cratilo y Gorgias de Platón, Medea de Eurípides, Pluto de Aristófanes, Progymnasmata Rhetorica de Aftonio, De los frutos de la oración de S. Juan Crisóstomo, Diálogos de Luciano… En su traducción al castellano de la Ética de Aristóteles, reflexiona sobre las dificultades de traducir de otra lengua a la lengua materna. Pero aun así recomienda el uso de versiones bilingües para el mejor aprendizaje de la lengua. Abril estimula a los estudiantes a que comparen el funcionamiento de la lengua latina con la griega con la ayuda del castellano, siguiendo las sugerencias de Quintiliano, quien defendía el estudio simultáneo del griego y el latín.

Experimentado pedagogo, para sobrevivir había ejercido como profesor de alumnos de todas las edades. Así, conociendo bien la enseñanza y su problemática, redacta textos pedagógicos que aun hoy día nos parecen que no han perdido su fuerza y su valor. En su opúsculo Apuntamientos de cómo se deben reformar las doctrinas y la manera de enseñarlas para reducirlas a su antigua entereza y perfección nos explica que cuatro son los errores en la enseñanza de la gramática. El primero el no enseñar a los niños desde el comienzo la gramática de su propia lengua. Sólo entendiendo bien la propia lengua podrán entender la gramática de lenguas extrañas. El segundo error es el enseñar a los niños las lenguas extrañas, así denomina Simón Abril al latín y al griego, con gramáticas escritas en esas mismas lenguas, «añadiendo trabajo al trabajo y dificultad a la dificultad». Tercer error en la enseñanza de la gramática es hacer memorizar a los niños las reglas de la gramática, fatigándoles la memoria en cosas que luego las han de olvidar. Para el aprendizaje de memoria prefiere el de apotegmas que sirvan para toda la vida. En su Gramática griega ofrece una buena colección de ellos en forma trilingüe, en griego, latín y castellano. Cuarto error en la enseñanza de la gramática es el ejercicio de la traducción inversa, hacer traducir a los niños cosas escritas de lengua vulgar en las extrañas, habiéndose antes de hacer al contrario: de las extrañas en la vulgar.

En la Gramática griega ofrece una secuenciación de la enseñanza del griego, tanto de su gramática como de sus géneros. Es interesante resaltar que para el estudio de la retórica aconseja acudir al compendio escrito en griego por Georgio Paquimerio, es decir, Γεώργιος Παχυμέρης, un autor del siglo XIII, gran conocedor de la filosofía de Aristóteles.

La secuenciación que propone es primero que el niño aprenda a declinar y conjugar, que se familiarice con la gramática, y es cuando puede empezar con textos adecuados a su nivel, para lo que propone las Fábulas de Esopo. El siguiente paso es la lectura y traducción de obras dialogadas, más cercanas al lenguaje común y popular. Aquí propone el uso de textos de Pluto de Aristófanes, de Medea de Eurípides, de Gorgias de Platón y de diálogos de Luciano. Más avanzado el alumno llega hasta la oración continuada, de lo que puede ser útil el trabajar a Demóstenes y a Platón. El siguiente paso es el ejercicio en la lección de los poetas, comenzando por los elegiacos, siguiendo con los líricos para acabar con los épicos, para los que propone empezar con Calímaco, siguiendo con Píndaro y Anacreonte, y acabando con Homero. Es el momento de iniciarles en la métrica. La secuenciación termina con el estudio de la elocuencia, estudiando su artificio con la Retórica de Aristóteles, el Arte de Hermógenes y los Progymnasmata de Aftonio, y ejercitando su uso con discursos de Demóstenes y Esquines y sermones de San Basilio y San Juan Crisóstomo. Y para todo ello se utilizarán buenas traducciones que ayuden al alumno para una mejor comprensión.

Compara las lenguas griega y latina, sobre todo en su relación con la enseñanza. El latín de su época es ya una lengua que nada tiene que ver con el original de la época imperial, queja que hacía el mismo Quintiliano. Puñaladas mortales le asestaron al latín los bárbaros quemando valiosas bibliotecas y el que se escribieran obras de toda ciencia por hombres que, aunque sabios, no tenían el latín como su lengua natural. Sin embargo, dice Simón Abril, la lengua griega se ha conservado y conserva en su entereza y perfección casi a tres mil años; está rica de graves escritores en todo género de letras; no hay allí teólogo bárbaro, no jurista, no médico, no filósofo. En griego no han escrito españoles, porque comencemos por nuestra casa, no franceses, no alemanes ni tampoco italianos. Finalmente, son griegos los que han escrito, criados en aquella lengua desde los pechos de sus madres, los cuales no sólo sabían aquella lengua para entenderla, sino que en el usarla no se apartaban de la elegancia y propiedad que le era natural, de lo cual ha procedido el conservarse como se conserva en su entereza y perfección.

Y no sólo es el concepto del griego como lengua viva, sino que lo prefiere al latín porque su gramática es mucho más fácil de aprender que la latina, pues con el uso de los artículos no son menester reglas de géneros ni tampoco de pretéritos ni supinos, porque los pretéritos se reducen a tres terminaciones; uso de los supinos ni de gerundios no tiene, como tampoco nuestra lengua castellana, sino que el verbo infinitivo sirve por ellos; la manera de declinar y conjugar es mucho más fácil y sencilla.

Simón Abril acudió a gramáticos griegos no muy lejanos a su época para el estudio de la lengua, gramáticos que hablaban en lenguaje llano y fácil, que enseñaban sólo los preceptos gramaticales necesarios para el uso del idioma. Así menciona a Láscaris, Calcondulo, Gaza, Crisoloras. Constantino Láscaris, gramático griego nacido en 1434 en Constantinopla, se dedicó a la docencia en Roma y en Nápoles. Manuel Crisoloras murió en Constanza en 1415, enseñó literatura griega en Italia. Las gramáticas escritas por ambos llevaban una traducción latina yuxtapuesta, introduciendo así el método bilingüe. Añaden también en bilingüe textos de poetas, la Tabla de Cebes y textos religiosos que al ser muy conocidos por los alumnos se convierten en una buena herramienta para el aprendizaje de la lengua. Muchas de las obras pudo consultarlas Simón Abril en el Monasterio del Escorial, donde, por ejemplo, se conservaba la biblioteca de Láscaris.

Cuando hace una relación de autores griegos de obligada lectura no se queda sólo en los clásicos, mencionando muchos autores bizantinos. Entre los historiadores, junto a Jenofonte, Pausanias, Tucídides, Plutarco, Herodoto… menciona también a Sozomenos, Nicéforo, Nicetas. Para la dialéctica recomienda a Georgio Paquimerio, amén de Aristóteles y sus comentaristas Alexandro, Amonio, Juan Gramático, llamado también Filopono, Temistio, Andrónico… Para la teología encontramos nombres como S. Gregorio Nacianceno, S. Juan Crisóstomo…

Es de resaltar que todavía en el siglo XVIII, el humanista valenciano Gregorio Mayans recomendaba la Gramática griega de Simón Abril como una de las mejores.

En la Cartilla griega, editada el mismo año que la Gramática, en 1586, encontramos referencias al griego moderno, que el mismo Simón Abril denomina neogriego, marcando diferencias en su pronunciación con respecto al griego clásico, como la pronunciación de la γ y de la χ.

Tenemos, pues, en Pedro Simón Abril un gran humanista de su época, estudioso del griego, lengua que, repito, consideraba como viva y que por ello no se cerraba en la lectura de los llamados autores clásicos, sino que traspasaba los límites de las época helenística y romana hasta llegar a su época. Esta personalidad debe constituir un ejemplo de la consideración diacrónica del estudio del griego, consideración alejada aún hoy día de muchas aulas y departamentos de griego de nuestras universidades.

Enlaces:

Aristóteles, Ética traducida y comentada por Pedro Simón Abril.

Luis de Cañigral Cortés, "La 'Cartilla Griega' de Pedro Simón Abril: una nueva edición", Al-Basit: Revista de estudios albacetenses, núm. 23, 1988, pags. 149-169.

Francisco Morcillo Ibáñez
Catedrático de Griego
IES Tomás Navarro Tomás (Albacete)

Simón Abril y la enseñanza del griego fue el tema de la ponencia del catedrático Francisco Morcillo Ibáñez en el IV Congreso de Neohelenistas de Iberoamérica, organizado por SHEN [Sociedad Hispánica de Estudios Neogriegos] y la Universidad de Zaragoza en Zaragoza en octubre de 2009.

Traducción al griego: Vicky Rouska