La estrella griega Spanoulis, en el duelo ante Turquía. (Foto: EPA)El clásico de cada verano

LUIS FERNANDO LÓPEZ (Enviado especial)

KATOWICE (POLONIA).- Navarro y Marc Gasol salieron del hotel para pasar unas horas con sus parejas, alojadas en una localidad del extrarradio de Katowice. Mumbrú tomó café con su compañera y a la misma mesa se sumaron después Raúl López y su chica. Una mañana de cotidianeidad, un buen ejercicio mental antes de medirse esta tarde a Grecia con una ventaja, la misma que fue desventaja en cuartos. El descanso favorece a España, que comenzó su entrenamiento vespertino conociendo ya quién sería el rival en la pelea por la cuarta final consecutiva. [En vivo: 18.30]

Ese logro, como otros números que brillan estos días, le situaría a la par de la URSS y de Yugoslavia, los mejores acompañantes en el viaje a la historia. Los soviéticos encadenaron cuatro años de finales una vez y cinco años otra; los yugoslavos lograron dos cuatrienios, un quinquenio y, en una cuarta ocasión, seis años en la lucha última por los títulos (1973-1978). España busca su primer póquer. Un as cazó en el Mundial de 2006, siguió en el Europeo de Madrid, hizo trío en los Juegos y ahora insiste. El factor común a ese ciclo tiene la camiseta del rival de hoy. Grecia fue víctima española en la final de Tokio, en las semifinales de Madrid y en la primera fase en Pekín. 2009 sirve el reencuentro.

En el desenlace de la segunda fase, en aquel extraño Grecia-Francia, decidido por accidente en favor galo, los helenos festejaron un triunfo parcial. Pospusieron el duelo con el conjunto que deseaban evitar, una España que se mantiene casi incorruptible desde 2006. Mientras, este año Grecia ha tenido que afrontar la baja de Papalukas, el cerebro del equipo, y de Diamantidis, chico para todo, un portento defensivo.

Otro aspecto sorprende en su plantilla: la presencia de un seleccionador extranjero, Jonas Kazlauskas, lituano. Ese fichaje no ha alterado el modelo, arraigado en lo colectivo, con nueve jugadores aprovechables, de talento. Desde ese enfoque, el campeón de Europa de 2005 ha superado las bajas, encomendado en esta ocasión a Spanoulis (16,7 puntos de media), el renacido Schortsanitis (11,3) y Bourousis (10,5). No obstante, su principal virtud es la fortaleza mental, incombustible, con oficio para engañar a Francia y sólida para sobrevivir a una prórroga ante Turquía, pasaporte a las semifinales.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/09/19/baloncesto/1253346713.html