La comunicación no verbal en la clase de ELE

La competencia comunicativa

Parece obvio que la enseñanza de una lengua extranjera tiene como objetivo principal la posibilidad de comunicación con los hablantes de la lengua que aprendemos. La competencia comunicativa aborda múltiples aspectos y juega un papel esencial en el proceso de aprendizaje y enseñanza. Cuando un aprendiz de una lengua extranjera entra en contacto con un hablante de la lengua meta tiene lugar la interacción no sólo entre dos personas sino también entre dos culturas. El componente cultural que entra en juego parece tener mucha importancia a la hora de establecer cierta relación entre interlocutores, que deben tomar en cuenta que proceden de distintas áreas culturales.

Muchas veces, hablando desde la experiencia propia, la comunicación no se establece de manera completa por la distancia que toman los hablantes. El motivo de este distanciamiento hay que buscarlo por un lado en el miedo de que uno no será comprendido de la manera deseada por nuestro interlocutor y por otro, por la falta del correcto desciframiento de su movimiento corporal. Veamos esta situación: un polaco, estudiante de griego moderno, recién llegado a Grecia al intentar establecer una conversación un poco más larga de lo habitual, del tipo ¿cómo estás?, probablemente fallara en su intento. Eso ocurre por varias razones: 1) porque escuchar a un extranjero que no maneja todavía bien la lengua, y sobre todo el lenguaje coloquial requiere mucha paciencia, comprensión y cortesía por parte del hablante nativo. Y no todos cumplen con estos requisitos; 2) porque el extranjero, al no poder expresarse claramente, buscará las señales del interés y la comprensión de lo que intenta decir en los movimientos corporales de su interlocutor nativo. Y en este momento encontrará una barrera insuperable, pues probablemente descifrará de manera incorrecta el lenguaje corporal del otro. El movimiento rápido de las manos se convertirá en la señal de impaciencia y enfado. Igual que la voz alta que éste utiliza para responderle. La relajación de los músculos mímicos de la cara le parecerá la expresión del aburrimiento. La mirada del hablante nativo fijada en su cara la percibirá posiblemente como una expresión de lástima. Como resultado, el extranjero se resignará a terminar la conversación y se limitará a manejarse con las frases simples sin entrar en conversaciones largas. Mientras que en realidad los movimientos de las manos forman parte integral de la expresión de cualquier habitante del sur de Europa. El volumen alto de la voz, que en las culturas del norte de Europa está mal visto, como expresión del estado nervioso o simplemente falta de buenas maneras, es una forma de hablar muy habitual en Grecia. Y por fin la mirada, que no es más que un intento de concentración para poder comprender qué quiere decir exactamente un extranjero, que al hablar comete muchos errores lingüísticos. Así pues estas conclusiones constituyen una percepción muy subjetiva que no encuentra apoyo en la realidad. Todo esto se podría evitar si desde las primeras clases de griego moderno como lengua extranjera se integrara una serie de gestos y expresiones mímicas que acompañan habitualmente el acto de hablar de los griegos.

Como se puede fácilmente deducir teniendo en cuenta el ejemplo citado anteriormente, él éxito comunicativo dependerá en gran medida de la correcta comprensión del mensaje no verbal que transmiten los interlocutores. Gracias al lenguaje corporal recibimos informaciones acerca de los estados emocionales de las personas que hablan con nosotros. Muchas veces la llamada inteligencia emocional que consiste en reconocer adecuadamente los sentimientos de otras personas nos permite entrar en interacción sin pronunciar ni una palabra, por ejemplo al abrazar a una persona que llora o golpear suavemente el brazo de alguien que ha hecho algo loable, para expresar nuestra admiración y apoyo. Este tipo de contacto tiene gran importancia, especialmente para los extranjeros que no siempre poseen un vocabulario bastante bueno para poder hablar sobre dichas situaciones. Comportarse de este modo nos permite crear amistades y como resultado desarrollar nuestra competencia lingüística.

No obstante, para poder reaccionar de manera correcta y comportarse de modo adecuado ante las situaciones desconocidas, como esta entre dos personas que proceden de distintos países, hace falta tener conocimientos acerca de los aspectos socioculturales que rigen la sociedad en la cual nos encontramos. Aprender una lengua significa no solo hablarla sino además y sobre todo conocer las costumbres, la mentalidad de sus hablantes, y los comportamientos socioculturales. Aprender una lengua significa asimilarla no solo en el aula sino, sobre todo, fuera de ella, donde nos topamos con la lengua viva, con unos signos extralingüisticos que no hemos encontrado durante las clases, y que constituyen un elemento clave para la interpretación del mensaje que nos es transmitido. Solamente de esta manera es posible adquirir fluidez lingüística y también cultural, una y otra estrechamente vinculadas. La última –como señala F. Poyatos (1994: 206)– es posible solo cuando en el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera se incluyen tres elementos básicos del sistema kinésico: las posturas, las maneras y los gestos.

Propuesta de actividades

La introducción de los elementos no verbales en las clases de ELE parece ser todo un reto para un profesor de una lengua extranjera, especialmente cuando no es un nativo. Un nativo posee una base sólida de los gestos, que utiliza desde siempre y reconoce inmediatamente aquellos movimientos corporales que no pertenecen a su área cultural. En cambio, una persona de diferente nacionalidad se enfrentará con una serie de problemas graves. Al estar en contacto con los habitantes del país cuya lengua es su objeto de trabajo, existe gran probabilidad de asimilación de unos gestos que, sin darse cuenta, reconocerá como suyos, es decir, de su propia cultura. Y aquí gran importancia adquiere la creación de unos estudios contrastivos entre los elementos kinésicos de diferentes culturas. Los distintos inventarios permiten discernir de manera fácil los elementos de la comunicación no verbal que podrían crear confusión. Y, sobre todo, proporcionan al profesor una herramienta imprescindible para la preparación apropiada de las clases de una lengua extranjera.

Los estudios comparativos no son el único factor que debe tomar en cuenta un profesor. Al igual que en el caso de las clases de fonética resulta aconsejable tener conocimientos acerca del sistema fonético de sus alumnos de diversas nacionalidades, para poder detectar el problema de pronunciación y corregir de manera adecuada los errores que cometen, es conveniente que al introducir los gestos en la unidad didáctica conozcamos las distintas culturas de nuestros estudiantes desde la perspectiva de la comunicación no verbal. Eso servirá no sólo para una implementación adecuada de los nuevos elementos kinésicos sino también para evitar ejercer durante la clase unos gestos problemáticos, que podrían crear confusión en la recepción del mensaje que el profesor transmite. Como pasa, por ejemplo, con el gesto que consiste en levantar el dedo pulgar mientras que el resto de los dedos quedan encerrados en el puño y que en las culturas del occidente tiene significado de una valoración positiva, mientras que en otras es una propuesta atrevida para iniciar un acto sexual. Este hecho es muy importante sobre todo en los niveles iniciales en los que el alumno basa su recepción en los elementos visuales intentando a través de la deducción comprender el significado de lo que intenta transmitir su profesor.

Es muy probable que un profesor no nativo encuentre problemas a la hora de demostrar un gesto que no forma parte de su propio repertorio gestual. En este caso servirá de mucho apoyo el material audiovisual que se puede presentar en el aula. La utilización de los diccionarios de los gestos tanto en papel como en soporte virtual recobra mucha importancia también por otras razones. Hace muy atractiva para los estudiantes la recepción del mensaje encerrado en él, especialmente para los jóvenes que han convertido la web en su herramienta principal, permite observar paso a paso la realización de los gestos. Aquí cabe mencionar los diccionarios en línea como el Diccionario de gestos de Emma Martinel o el Diccionario de gestos españoles coordinado por Victoriano Gaviño Rodríguez de la Universidad de Cádiz y el cederrón Hablando por los codos. Gestos para entender y “hablar” español de Yagüe (2003). El uso del material audiovisual tiene también otra ventaja fundamental. Coloca los gestos en unas situaciones reales y concretas lo que facilita al alumno la compresión de su contexto sociocultural.

Es cierto que la abundancia de material didáctico desempeña un papel primordial. Pero no cabe duda de que la simple presentación de éste no basta para llamar la atención del alumnado. Hace falta recurrir a las diversas técnicas didácticas. Estas técnicas deben responder a las necesidades del grupo de acuerdo con su edad. La presentación de los gestos por ejemplo a través del juego de los roles tendrá diferente carácter en un grupo de adultos que en un grupo de los niños. En el caso de los últimos parece recomendable empezar la presentación de los variantes de los gestos que suelen ser utilizados por los niños. Por ejemplo el saludo, que difiere según las situaciones formales.

Aquí aparece también la cuestión de la nivelación y fragmentación de la materia presentada. Con el primer término nos referimos a la adaptación del grado de dificultad al nivel lingüístico de los estudiantes. Los gestos suelen estar vinculados con los dichos, las expresiones de sabiduría popular y los marcadores del discurso. Este estrecho vínculo entre lo lingüístico y lo extralingüístico no debe ser ignorado por el profesor. Es obvio que del nivel de la lengua dependerá si el alumno es capaz de concebir todo el mensaje que lleva la expresión fraseológica y el gesto que la acompaña.

A la hora de integrar el sistema kinésico en el aula parece poco conveniente aplicarlo en “grandes dosis”, sino más bien como un elemento adicional a cada unidad didáctica. Eso convertirá la gestualidad en un elemento de relajación en la clase y posiblemente despertará mayor interés por parte de los estudiantes. Sin embargo, en los niveles altos de C1 y C2 se pueden aplicar actividades más largas y extensas. No hay que olvidar el comportamiento no verbal del mismo profesor que realiza diversos movimientos corporales y expresiones mímicas de manera inconsciente. Tanto en la enseñanza de L1 y L2 las señales no lingüísticas que éste emite son inmediatamente captadas por los alumnos. Un profesor sin darse cuenta puede motivar a un alumno para que participe en la clase. Pero de igual manera puede desanimarlo con una simple mirada que no queda fijada en el alumno durante su intento de expresión verbal.

Referencias bibliográficas:

Poyatos, F (1994): La Comunicación no verbal: Paralenguaje, Kinésica e interacción, Madrid: Editorial Istmo.

Yagüe, A (Coord.), (2003): Hablando por los codos. Gestos para hablar y entender español, Madrid: Ministerio de Educación y Cultura, 1 CD-ROM.

Recursos electrónicos:

Diccionario de gestos españoles.
(Consultado el 15 de abril de 2010)

Diccionario de gestos españoles.
(Consultado el 20 de junio de 2010)

Curso básico de gestos españoles de periódico Guardian.
(Consultado el 10 de mayo de 2010)