26.05.08

El representante heleno recordó que en esta tierra en la que «Baco fabricó su vino» hay ocho regiones productoras

Desde el Nuevo Mundo otra vez al Viejo. Si hace dos años el país invitado a Vinoble fue Canadá, este año las miras se han puesto en Grecia, la cuna del vino dulce en Europa y la tierra en la que el cultivo de la vid está asociada a la tradición y los mitos. El mismo director general de Agricultura, Desarrollo y Alimentación del Gobierno heleno, Dimitris Bampilis, que estuvo ayer presente en el acto de inauguración, lo dejó claro al evocar que «Baco fue el dios que cultivó la vid y fabricó vino». Eso, sin duda, condiciona la cultura vitivinícola griega.

La presencia de Grecia en Vinoble se remonta ya a varias ediciones en las que los asistentes a este certamen han podido disfrutar de los excelentes vinos dulces que se producen en las ocho regiones productoras del país que se extienden a lo largo de toda la geografía, desde el norte hasta las islas que salpican el Mar Egeo, ya que la viña crece bien en casi todas partes.

En estas islas se elaboran algunos de los mejores vinos dulces griegos, como los de Samos, un moscatel dulce de gran calidad, o los de Santorini cultivados sobre suelo volcánico, muy dulces y aromáticos. Y los del Peloponeso, Patras o Macedonia.

Los viticultores griegos trabajan hoy en día para recoger las moscateles, malvasías o las diversas variedades autóctonas y recuerdan a sus ancestros, ésos que hace más de 25 siglos hicieron que el vino fuera de la mano al desarrollo de la civilización y que «realizaban la vendimia escuchando la flauta de Pan para luego dejar fermentar el néctar que acabarían tomando de muy diferentes maneras», como narraba ayer Bampilis.

El vino griego se ha adaptado a los tiempos, vive un nuevo resurgir y es un exponente más de la dieta mediterránea. No hay excusas para no acercarse a probarlo en Vinoble.